martes, abril 06, 2010

A PROPÓSITO, LA EDUCACIÓN

Hoy 02 de septiembre desperté con la ínfima necesidad de escribir “algo” sobre educación, a propósito del tema de Lineamiento curriculares y Estándares de Lengua Castellana, y sé que escribir sobre educación es complicado debido a tantas personas que opinan sobre el término corroído de educación, escribiré a priori de los ítems en cuestión, sinceramente los lineamientos y los estándares son conceptos extraviados en mi memoria, cuando acabe este texto evaluaremos que tan alejado o cercano estaba.

Desperté sofocado, durante la noche en el ensueño venían a mí; pensamientos, autores: como un flechazo se metían a mi cabeza William Ospina y su Escuela de la Noche, se atravesaban como un arpón Estanislao Zuleta y todos sus ensayos, las frases de Wilde trastocaban mi cerebro, y se apaciguaba con los autores aplicables en la Universidad. Y entonces, me preguntó la conciencia algo neurótica: que vas hacer; le dije: escribiremos, trataremos si nos deja el trabajo y el corre corre de cada día.

Lineamientos y estándares son palabras que dan la impresión o se asemejan a algo estructural, plano y técnico. Son directrices, un horizonte estandarizado para seguir, una línea recta Por ello la educación debería ser más simple, en que radica la simplicidad en que no se complica tanto y permite ver las potencialidades, las virtudes y dejan hacer, pero no un dejar hacer porque si y caer en el activismo barato, sino basado en la autonomía, en la orientación (no en la dictadura), en realzar las perspectivas y los criterios que se tienen sobre el mundo.

Quiero decir algo explícitamente. Muchas veces cuando leo mis escritos académicos, entre ellos esté; me da pena y digo como es posible que un universitario y que tiene cierto nivel intelectual escriba tan paupérrimamente, y me cuestionó ¿será este el reflejo de mi formación estudiantil-académica?, donde me impartieron datos y me llenaron de “cultura”. Me responde mi otro yo, el que se esta formando “por fuera” del engranaje social: claro vos sos el reflejo de esa educación mediática para la cual sólo cuenta tener un titulo, es decir un valor monetario, difundido por el dios consumo; entonces porque no rescatar esos espíritus autodidactas, por qué será que ya no hay hombres como Shakespeare, o Cervantes y esto precisamente nos lo aclara Zuleta en sus ensayo. La educación cuesta, por eso habrá tantos doctores.

Lo explicito es: A propósito, la educación es un texto a imagen y semejanza de lo que escriben los estudiantes inmersos en la técnica y en la inmediatez: textos cortos, sin cohesión y con altas deficiencias criticas.

La educación debería concebirse desde el plano de lo estético: transgresora de las barreras ideológicas y multifuncional, pero su egoísmo es impenetrable, infranqueable; se necesita más que unas palabritas de un intelectual para cambiarla, se necesitan las palabrotas del centenar, del millar de colombianos cansados de la homogeneidad.

Los lineamientos y los estándares buscan uniformar y cualquier cuerpo amorfo, fuera de la matrix no sirve para el sistema. Nos quieren en fila india y sin musitar palabra, contentos y hablándonos mafiosamente al oído: compre aquello y será feliz, duérmase y no despierte, los propios lineamientos refutan esta afirmación, dicen así “Bajo este modelo, es esperable un control detallado del quehacer escolar y la asignación de roles y funciones claras a los diferentes componentes del sistema educativo. En este planteamiento, los docentes saben qué deben hacer, en qué tiempo y con qué recursos, lo mismo que las formas como deben evaluar, todo esto se define de manera externa a la escuela y antes de iniciar las labores con sus estudiantes. De igual manera, dentro de este modelo –que permea nuestro sistema educativo– los materiales pedagógicos, como por ejemplo los libros de texto, cuentan con unas directrices claras, con unas secuencias conceptuales y con una programación que es necesario cumplir y desarrollar. En este sentido, es esperable que la calidad mejore porque el sistema “funciona” coherentemente.
Y digo, tal vez erróneamente los lineamientos deberían empezar así, para quien las leas diga, como me estoy formando- estas son palabras de Ospina-: ¿cómo distinguir entre la disciplina que forma seres con principios y responsabilidades y la arbitrariedad que forma seres sumisos y negligentes? ¿Cómo distinguir entre la educación que forma seres humanos con criterio y con carácter y la educación que apenas informa y que desdibuja la personalidad?

La educación debería ser libre, adaptarse a cada época, ir cabalgando sincrónicamente con el tiempo, alejarse de todo ese dogmatismo mohoso, no uniformar, sino exaltar las virtudes de cada individuo, ser permeable, distinguir las diferentes formas de pensar e incitar a examinar las profundidades del ser humano.
Escrito por Juan Batero

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