martes, abril 06, 2010

LECTURA Y LITERATURA

“Cada uno proyecta en el libro lo que es, lo que el mundo ha hecho de él, lo que el mundo le remite”

Javier Navarro expresa como la escuela y su pedagogía no enseñan a leer la literatura, y se enfrascan en la imposición de datos y de saberes, no dan la oportunidad de analizar, de interpretar, de proponer: son lecturas literales.

Javier Navarro propone ver la lectura literaria como un goce, un placer de los sentidos por descubrir lo misterioso y enigmático. Una fascinación por encontrar el mundo simbólico de la lectura y entenderlos, sabiendo que son representaciones complejas del universo. La lectura debe incitar a la creación de un nuevo discurso, no solo leer y listo, sino transcender en el texto: interpretarlo, comprenderlo y proponer otra lectura, que permita ser portadores de sentido.

Otro tema de discusión es como la escuela castra el espíritu creador y no enseña a leer. García Márquez decía, al hombre hay que educarlo desde la cuna hasta la tumba, con una educación que conciba una ética y tal vez una estética, pero me pregunto como es posible lograrlo si a la educación la hacen los decretos en su totalidad, los maestros autoritarios y los estudiantes pasivos. Es hora del cambio, de pensar más en quien se forma: aprendices activos que en ningún momento den por sentada una idea, jóvenes autónomos y reflexivos capaces de tomar decisiones y construir su propio punto de vista el cual lo hará tomar postura frente al conflicto humano en todas los ámbitos sociales; así mismo lo señala Marilyn Ferguson: "En la Educación Trans-personal se incita al aprendiz a que se mantenga despierto y autónomo, a que cuestione y explore todos los rincones y rendijas de la experiencia consciente, a que indague el sentido de todo, a que pruebe los limites de lo externo y compruebe las fronteras y profundidades de su propio ser". Pienso y les cuestiono, un muchacho formado de esta manera, pasará a las filas de la sociedad común y egoísta o será un deconstructor y conformador de ideas, de flamantes pensamientos y nuevos lenguajes y posiblemente de realidades sin paradigmas y de algún modo libres. Se ve lejos, pero es posible, es asunto de razonar colectivamente para el bien individual. Lector te quedas callado, que opinas.

La tarea a penas empieza, y la pregunta es ¿de qué modo potenciar estas destrezas, aprendizajes, pensamientos e inteligencias?
Entre cavilaciones nocturnas y ensueños discierno: todos tienen que renovarse y cambiar sus actitudes ensimismadas y dar el paso adelante a las nacientes pedagogías y aprendizajes comenzando por los docentes, que al fin de cuentas son los portadores culturalmente establecidos del “conocimiento”.
En la educación una cosa lleva a la otra, es una reacción en cadena. Veamos; hace poco leía unas lecturas interesantes que vislumbraron salidas oportunas a la encrucijada de la educación.

Aprender a aprender es una de ellas, es un modelo enfocado en la formación integral, implica cambio en la actitud, en la conducta, en la estructura mental del docente quien, acostumbrado a hablar, debe ahora escuchar a sus alumnos y enseñar con más cariño. Aquí esta la esencia de lo que esperamos ver transformado. Estimamos que la educación transforma la cultura, pero sólo es posible en la medida que los docentes sean objeto de la transformación y comprometan a los estudiantes en su propia transformación. El estudiante saltará de un plano pasivo a uno activo- implica comprender la realidad, argumentar sobre sus acontecimientos sociales y proponer soluciones eficaces- y el maestro en vez de dar e imponer una clase se convertirá en un orientador de los procesos de aprendizaje, porque esa es la tendencia: la educación como un proceso, es decir el aprendizaje y el conocimiento no tienen por exigencia social ser absolutos, lo contrario deben tornarse en carreras, en procesos inacabados y a medida que el conocimiento dado por el aprendizaje y la experiencia acrecienta, precisamente evolucionaran los procesos, siendo estos cada día más avanzados. Lizeth Noriega comenta al respecto “Al hablar de procesos nos referimos, a todo, cambio, movimiento, acontecer, descubrimiento, vía, etapas, fases. Es decir, nada acabado. Los procesos exigen avances representativos, que permitan crecer y alcanzar metas a corto, mediano y largo plazo, que a su vez van desplegándose y tornándose más complicadas al ritmo de dicho proceso”. Miremos retrospectivamente, tenemos hasta el instante el aprender a aprender, sumado al aprendizaje por procesos, más docentes facilitadores –lo digo así sucesivamente, como una formula matemática, debido (y lo saben mejor ustedes) todo lo hacen las estadísticas, lo medible, lo exacto, lo que no de cabida al error, las variables, la técnica por encima de los sueños- acompañados de la significatividad del aprendizaje, se refiere a la posibilidad de atribuir significado al material objeto de aprendizaje y solo se logra a partir de lo que ya se conoce, se trata de establecer relaciones entre los esquemas previos con los nuevos donde el aprendizaje significativo supone siempre su revisión, modificación y enriquecimiento. Con lo que se asegura la funcionalidad y la memorización comprensiva de los contenidos aprendidos significativamente.

A grandes rasgos esta es mi mirada transcendental de la educación y lo que se necesita en teoría para su renovación- la practica es otra realidad y por lo general lo planteado en teoría no resulta en la practica, los años nos lo dirán- hoy es tiempo de proceder, aun no es tarde para el hombre. ¿Cuál es tu mirada? Pero no te quedes en la mirada actúa.

Los dejo con una frase estupenda, ella habla por si sola:Antonio Durán Acosta, en su libro "El Proyecto Educativo Institucional", el interés en los procesos de construcción de conocimientos y de constitución de saberes implica desbordar la concepción memorística repetitiva del aprendizaje, supeditar la conducta a la cognición, poner el énfasis en el cómo aprende a aprender el alumno, pensar en un maestro reflexivo cuyos pensamientos se sitúan en condición de diálogo con los del estudiante, todo ello estructurado en un modelo de currículo abierto y flexible. Y si esta perspectiva resulta todavía estrecha, la mirada puede ampliarse más allá de los procesos individuales (alumno) o interindividuales (maestro-alumno, alumno-alumno, maestro-maestro) para centrar la relación enseñanza aprendizaje en la vida, en la experiencia y en los contextos.
Escrito por Juan Batero

No hay comentarios.: